Eclipse by John Banville

Eclipse by John Banville

autor:John Banville [Banville, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2000-01-01T05:00:00+00:00


III

Hago una pausa, como haría un cronista, para dejar constancia de la inminencia de un gran acontecimiento. Va a ocurrir un eclipse solar. Se predice una total oclusión, aunque no la verá todo el mundo. Los escandinavos van a quedar al margen, al igual que los habitantes de las Antípodas. Incluso dentro de la banda relativamente estrecha en la que el manto de la luna cubrirá al sol, se dan apreciables variaciones. En nuestra latitud se espera que el disco se cubra en torno a un noventa y cinco por ciento. A otros, sin embargo, en particular los mendigos de Benarés, les aguarda la satisfacción de disfrutar más o menos de dos minutos y medio de noche cerrada, el intervalo más largo que va a experimentarse en todo el globo. Deploro la falta de precisión de estas previsiones. Hoy en día, que tenemos relojes que funcionan siguiendo las oscilaciones de un solo átomo, podríamos esperar algo más que en torno a un noventa y cinco por ciento, o que más o menos dos minutos y medio. ¿Por qué estas cosas no se miden en nanosegundos? Sin embargo, todo el mundo anda alborotado con la noticia. Se dice que ya hay decenas de miles de personas que se desplazan, rumbo a las costas rocosas del sur, donde la sombra será completa. Ojalá pudiera compartir su entusiasmo; me gustaría creer en algo, o al menos tener alguna expectativa, aun cuando fuera solo de una azarosa conjunción celestial. Me parecen un gran grupo de peregrinos salidos de un cuento antiguo, recorriendo los caminos polvorientos con báculo y campanilla, caras arcaicas iluminadas de anhelo y esperanza. Y yo, yo soy el bufón que holgazanea en jubón y medias en la ventana superior de una posada de madera, escupiendo con indolencia semillas de granada sobre las cabezas inclinadas de los que pasan por debajo. Ellos esperan una señal, una luz en el cielo, una oscuridad, incluso, que les indique que las cosas siguen un plan, que no todo es fruto de la ciega casualidad. ¿Qué no darían por vislumbrar a mis fantasmas? Pero ahora hay una señal, un portento, no estoy seguro de qué, aunque empiezo a intuirlo.

Yo tenía razón, estos dos, Quirke y la chica, han vivido aquí todo el tiempo. Me siento más desconcertado que indignado. ¿Cómo han conseguido que no me diera cuenta? Todo el rato esperando que aparecieran los fantasmas, ¿y se me ha pasado por alto la presencia de dos vivos? Pero quizás yo ya no pertenezco a los vivos, puede que ya no me consideren uno de los suyos. Quirke, desde luego, se siente violento por haber sido descubierto, pero veo en su expresión que también le divierte la situación, de un modo lamentable. Cuando estuvimos cara a cara en la cocina me miró con descaro, aun sonriendo, y dijo que consideraba un beneficio extra de su trabajo de encargado que se les permitiera a él y a la chica vivir en la casa. Me dejó tan anonadado su franqueza que no se me ocurrió qué replicarle.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.